lunes, 24 de mayo de 2010

Poppy Z. Brite


Muy bien, pensé. Me hundiría en la tierra, vertería los jugos nutritivos de mi cuerpo en las raíces de brezo, dejaría que los los gusanos y los escarabajos desmenuzasen la masa de carne tierna entre mis huesos. Pero la tierra tampoco me aceptaba. Estaba atrapado dentro de la bóveda de cielo, tierra y mar, separado de todos ellos y fundido solamente con mi propia carne miserable.
El arte más íntimo

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